¿Dónde están las niñas, niños y adolescentes que no regresaron a casa? es una pregunta que siguen sin resolver miles de familias que continúan en la búsqueda de sus “amores” desaparecidos durante su infancia y adolescencia.
En México, existe un registro de más de 15 mil personas menores de edad que no han regresado a sus hogares. Y pese a la implementación de los protocolos de búsqueda especializados en infancias como Alerta Amber y el Protocolo Alba (en el caso de niñas y adolescentes desaparecidas), la incidencia del delito continúa creciendo en el país.
En México, 16 mil 754 personas menores de edad se encuentran reportadas como desaparecidas y no localizadas en el país, cifra que ha aumentado. Tan sólo en los 8 meses que van del 2023 se han registrado mil 512 casos, lo que representa un 9% del total.
Pero ¿quién desaparece en México? Mayra Hernández, señaló que quienes corren mayor riesgo son las niñas y adolescentes mujeres, especialmente para el crimen organizado y las redes de trata de personas. En cuanto a los adolescentes hombres y niños el esquema de la trata de personas se concentra en el reclutamiento y el trabajo forzado.
MILES DE NIÑAS Y NIÑOS VIVEN ORFANDAD POR DESAPARICIÓN EN MÉXICO
La ONG Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe ha llamado a poner en relieve la problemática que representa la orfandad por desaparición, una consecuencia invisible pero profundamente dolorosa de la desaparición forzada y entre particulares.
En México, un total de 205 mil 193 personas en edad reproductiva, entre 15 y 50 años de edad, han sido reportadas como desaparecidas o no localizadas.
Para tener una aproximación de la orfandad por desaparición se puede retomar la tasa global de fecundidad (TGF) el INEGI estimó en 2019 en 1.9 hijas e hijos por cada mujer, lo que representa aproximadamente más de 159,383 niñas y niños que podrían vivir actualmente en orfandad por desaparición.1
Tejiendo Redes Infancia considera imperativo reconocer el impacto devastador que la orfandad por desaparición, una realidad dolorosa y poco visibilizada que afecta a miles de niñas, niños y adolescentes en nuestro país. Estas infancias atraviesan la angustia y la incertidumbre de no saber qué pasó con un ser querido, viviendo con la constante pregunta de si volverán a verlos alguna vez. La desaparición se usa como estrategia de terror, porque no solo impacta a los familiares directos, sino a toda la comunidad y a la sociedad en su conjunto; es también, una amenaza directa a las familias, que saben que pueden ser desaparecidos y que indagar la verdad o denunciar tal vez les exponga a un peligro aún mayor.
A pesar de la magnitud de esta problemática, en México aún no se cuenta con programas públicos de apoyo integral para las familias y comunidades afectadas por la desaparición, y menos aún para atender la orfandad por este motivo. Estos niños y adolescentes enfrentan no sólo la pérdida traumática de un ser querido, sino también el estigma social, consecuencias materiales y emocionales que esto conlleva. La falta de un sistema de protección y redes familiares positivas puede resultar en mayor exclusión social y económica, afectación en su desarrollo emocional y seguridad económica, además de múltiples violaciones de sus derechos fundamentales.
Las autoridades se mantienen en omisión y negligencia frente a sus responsabilidades de protección y restitución de derechos